En las últimas décadas, a partir de la segunda mitad del siglo XX, las mujeres de América Latina se han incorporado al mercado laboral de manera creciente. Hasta ese momento, la división sexual del trabajo las había excluido del mundo público, relegándolas al trabajo no remunerado de los hogares, por ello su incursión al mundo del trabajo supuso un importante avance con respecto a su autonomía económica
Esta situación de incorporación al mercado laboral se ha realizado de manera desventajosa, lo cual todavía hoy se manifiesta en un mayor desempleo, una mayor informalidad y una fuerte concentración de desigualdad laboral. Es por eso que las mujeres debemos aprender a negociar en el ámbito laboral y social.
Las mujeres suelen ser estigmatizadas como malas negociadoras, pero eso está muy lejos de ser verdad. En un mundo empresarial, las mujeres están desempeñando un rol destacado desde su trinchera. Uno de los temas más comunes que suele tener un estigma en la negociación es el tema del sueldo. Solo en América Latina y el Caribe en 2019, las mujeres ganaron un promedio de 23% menos que los hombres con educación y experiencia similares
“Estaba tan contenta de que me dieran el trabajo, que ni siquiera me preguntó por el sueldo”.
Esta es la respuesta que varias empresas dieron a la analista chileno-estadounidense Olivia Jaras, cuando quiso averiguar por qué las mujeres ganan menos que los hombres. Cuando salió este análisis, llegaron a la conclusión de que la mayoría de las mujeres no habían tomado la iniciativa de negociar, y que las empresas, aunque las contrataciones fueran imparciales, inevitablemente situaban a las mujeres hacia el lado más bajo del rango salarial. La igualdad salarial entre hombres y mujeres es una aspiración cuya demanda se remonta a la propia Constitución de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), donde se estipula “igual salario por trabajo de igual valor
Negociar es el punto de partida, y no sólo el sueldo. Están los beneficios, vacaciones, horarios flexibles; hay cosas negociables que ni siquiera pensamos como negociables» – Olivia Jara, consultora de personal
Todo es negociable; hay cosas negociables que ni siquiera pensamos en negociarlas. Tenemos que entender que recibir un no no quiere decir que será para siempre, y poner nuestras necesidades en la mesa las deja ahí para cuando veamos la oportunidad de retomar la negociación. Un buen negociador siempre está al pendiente de las oportunidades para lograr sus objetivos; el arte de negociar requiere paciencia. Antes de cada negociación, debes hacer tu tarea e investigar; si quieres negociar tu salario, debes averiguar cuál es el rango salarial de los puestos similares al que estás postulando.
¿Te pagan por encima o por debajo del promedio para el empleo en las industrias en las que laboras? Puedes consultar o recurrir a profesores de la universidad si acabas de comenzar tu vida profesional, o puedes ir con colegas en la misma industria que trabajan en posiciones similares. Si ya tienes experiencia en el mercado, también puedes consultar fuentes de información en internet e incluso consultar a distintas plataformas de IA (Inteligencia Artificial), como ChatGPT; puede ser el comienzo para tener una base de negociación.
“Nunca digas ‘quiero un sueldo de acuerdo al mercado”. Esto puede hacer que los reclutadores se hagan una impresión equivocada de tu perfil, dado que suelen pensar que eres una persona que no tiene una opinión ni una expectativa sobre las competencias que tienes. Usar esa expresión denota inseguridad, así que infórmate, ten una opinión sobre lo que el mercado está pidiendo y aprende a venderte.
Dejar estipulado un aumento salarial después de un período de tiempo se puede hacer al comenzar un nuevo puesto, iniciar en una nueva empresa o alcanzar un consenso para recibir un bono o un aumento después de cierto tiempo cumplido y ciertos indicadores de productividad.
Otro elemento importante que muchas veces pasamos por alto es la diferencia entre sueldo bruto y neto, ya que muchos empleadores suelen referirse al monto bruto del salario y tendemos a pensar que es lo que entrará en nuestra cuenta. En las negociaciones salariales siempre es bueno escuchar el sueldo bruto y preguntar cuál será el neto (el dinero que efectivamente entra en nuestra cuenta bancaria) y en qué se desglosa el salario bruto.
“Empieza por ser la heroína de la historia, hacerte indispensable es primordial, para no ser reemplazable en tu trabajo, date cuenta para que eres buena, para que eres mala y cómo te perciben los otros, busca tu superpoder”
Tenemos que dar el valor que merece nuestro trabajo. Esto no significa restar mérito a las personas que colaboraron o colaboran con nosotros en los proyectos, pero nunca debemos disminuir el impacto de nuestra presencia y aportaciones.
No debemos minimizar los elogios, ya que esto eleva nuestra autoestima y nos proporciona seguridad en nuestros talentos.
Si son hechos, no es prepotencia. Las mujeres latinas solemos achicarnos porque no queremos aparentar prepotencia. Así que repitan conmigo: si son hechos, no es prepotencia. Hay que repetirlo varias veces hasta que lo creamos y con esto nos dé la seguridad de negociar en base a nuestra experiencia y nuestros logros.
Un consejo que varios gerentes de recursos humanos nos dan es pedir aumentos salariales en octubre o noviembre, cuando las empresas están realizando sus presupuestos para el siguiente año.
Y este consejo aplica para negociaciones y para las mujeres que tienen sus empresas y sus negocios brindan servicio de proveedores. El mejor momento para realizar aumentos en sus presupuestos y salarios es cuando las empresas proyectan sus gastos del siguiente año.
La seguridad juega un papel importante a la hora de comenzar cualquier negociación; no vayas con miedo a negociar. Si tú no crees en tu historia, nadie más lo hará.
Usa tu experiencia, como los jóvenes ocupan sus MBAs para mostrar su nivel. Si tú sabes lo que vales y te compras a ti misma la historia de tus superpoderes, es más fácil que alguien más lo haga también.
El lenguaje no verbal nos dice mucho sin realizar ningún ruido o ninguna interacción verbal. A la hora de cada negociación, debemos estar alertas de las señales que nos brinda el ambiente y nosotros dar las señales correctas, como tu vestimenta, el tono de tu voz y tu postura.
La pregunta que nos debemos hacer es: ¿Cómo puedo hacer para manejar las circunstancias, manejar el terreno de negociación a mi favor y obtener el resultado que yo quiero? Para lograr esto, la comunicación no verbal es fundamental. Si nos dicen que no al punto principal, que podría ser el aumento salarial, siempre tenemos que tener un as bajo la manga. Podemos negociar otras opciones que tal vez no sean económicas, como buscar mayores beneficios, como trabajar media jornada los viernes o hacer home office una vez por semanaNosotros les recomendamos leer el libro sobre negociaciones ‘Salary Negotiation for Women’ de Olivia Jara. La capacidad de negociación es una habilidad invaluable en el mundo empresarial, y las mujeres tienen mucho que ofrecer en el campo. Si queremos cerrar la brecha salarial y profesional, tenemos que aprender a negociar.